Ana Mattioli Jacobs. Quise quedarme pero me fui

Ana Mattioli nombra su muestra con el título de una canción de Charlie García, título que es toda una anticipación: un sentimiento indeterminado, ambiguo, atraviesa estas obras de “pasaje” que más allá de la aparente anécdota de viajes y traslados apunta al corazón mismo de la propuesta de la artista.

En esta ocasión Ana –viajera impenitente, aunque nos repetimos que queremos obviar lo biográfico- nos da a ver sus pinturas de la serie “Llegadas y partidas”, “Dualidad en tránsito” impresiones fotográficas tratadas digitalmente y “Maleta” el video que repite y dramatiza su proyecto.

“Llegadas y partidas” está constituida por dos series, una de pinturas de primeros planos de piernas capturadas en pleno trance de andar, calzadas con zapatos actuales, cancheros, y por otras que muestran maletas abiertas en cuyo interior se observan pares de zapatos dispuestos ordenadamente.

Si pensamos, como sostienen los antropólogos, que la especie humana comenzó por los pies *y que durante milenios los hombres han caminado para llegar de un lugar a otro y nos viene a la memoria el célebre trabajo de Heidegger sobre el origen de la obra de arte no podemos dejar de asociar estas ideas con el proyecto de la artista. El filósofo alemán emplea una pintura de Van Gogh –un par de zapatos de campesina- para plantear la posibilidad de que es la obra de arte la que permite la puesta en obra, la aparición -no ya la representación- de la verdad, entendida como el desocultamiento de lo que es.

A la vista de las obras de colores cálidos y potentes de la artista cabría preguntarse de qué mundo y de qué verdad nos hablan éstas que nos presenta. Responderíamos que pintan bien el mundo globalizado del capitalismo triunfante y el dominio de la moda, donde ya no habla una pertenencia a la tierra, sino la anomia, en este caso, de unos pies femeninos, los de Ana o los de cualquier mujer viajera en un espacio contraído, donde lo lejano se ha vuelto cercano y donde el mismo tiempo es vivido de un modo vertiginoso marcado por lo efímero, por lo fugaz.

¿Qué muestra el video “Maleta, sino la reiteración de una presencia, la de los zapatitos prolijamente dispuestos, que van despoblando ese lugar de contención que ya no es una casa sino el emblema mismo del tránsito?
Esa movimiento de borrado, con la inquietud que genera la huella de esos pares que se esfuman –adónde, porqué- vuelve a repetirse en la serie de impresiones fotográficas que en la austeridad del blanco y negro están preñadas también de esa dualidad que con otro procedimiento, tan impecable como los anteriores, viene a dar cuenta de este juego de presencia ausencia, esta desaparición que deja un resto, el vacío propio de la misma figura del pasaje que constituye toda vida.

¿Nostalgia? ¿Resistencia a esa nostalgia? La obra de Ana Mattioli se ubica en el intersticio, se sitúa en la ambivalencia de estar la vez adentro y afuera, creando un caminar a la medida de un cuerpo, el que calza o no esos zapatos, sea cual fuere, para dar cuenta de lo que nos acontece.

Ana Aldaburu
Buenos Aires, octubre de 2018.

 

Ana Mattioli Jacobs
Quise quedarme pero me fui

Desde el 1 de Noviembre al 30 de Noviembre de 2018

Pasaje 865
Humberto Primo 865
Ciudad Autónoma de Buenos Aires