Andrea Ostera. Afición por las corrientes subterráneas de la fotografía

La cámara se había levantado temprano y la pintura la hacía trabajar mientras la fotografía aún descansaba en su cuarto. Una perseverante alianza urdida entre las huestes físico-químicas logró despertar finalmente a la última de las bellas artes durmiente. Y la faz del mundo cambió para siempre.

Luego de esta prodigiosa fijación inicial e indicial de la luz, comenzaron a multiplicarse las fotografías. Como espejos con memoria empezaron a proyectar sus huellas hacia el futuro tal como lo hicieran los planetas con el brillo que ahora vemos. Estas pequeñas superficies bidimensionales parecían actuar como membranas conectoras entre universos temporales distantes y quizás adyacentes, algo del pasado se filtraba y seguía resplandeciendo en el presente.

La cámara oscura cerrada se abría y abierta se cerraba inaugurando así su poderoso reinado paradojal. Pero en paralelo al advenimiento del imperio monocular muchas imágenes empezaron a producirse prescindiendo de la cámara. Se formaron así las primeras colonias libertarias de rayogramas, donde la dialéctica del positivo-negativo se resolvería en una nueva unidad integradora y, a cambio de la serialización, se rehabilitaría el aura del original sin copia.

Las imágenes que aquí presenciamos descienden de este mítico linaje y lo actualizan con fervor y refinado savoir faire.
En Capturas de pantalla, el celular se apoya sobre el papel sensible imprimiendo allí su imagen durante el tiempo que ese pequeño monitor permanece encendido.

En la serie Repliegues vemos papeles fotográficos plegados y expuestos a la luz, que dan lugar a construcciones abstractas y geométricas.
En Inmersiones aparecen otra vez estos papeles fotosensibles iluminados mientras se sumergen a medias en los químicos de laboratorio, generando formaciones de océanos puramente fotográficos.

Las Marinas conjugan una foto color con un papel fotográfico velado y sin estabilizar; mientras la primera permanece invariable la otra se transforma por la insidia de la luz de sala.
En la serie Scrolls, Andrea toma otra vez su celular para buscar imágenes por internet.
Cuando la conexión es lenta las imágenes se demoran y en su lugar se despliega una grilla efímera de rectángulos y cuadrados de colores resumidos que son velozmente registrados en una captura de pantalla antes de su desintegración.

En S.T. (Coaquaddus) y Josefina asistimos al pasaje de la imagen argéntica a la numérica. Las postales de la novela familiar o los planos de arquitectura son refotografiados en la pantalla del ordenador a través de distintos zoomings ópticos y virtuales, como si al apuntar la cámara hacia algo ya no se pudieran obtener imágenes, solo imágenes de imágenes.

Affaire, lo que ha de hacerse; desde la clandestinidad del cuarto oscuro o desde una ciudad interna, propia. Afición por las corrientes subterráneas de la fotografía.

Rosana Schoijett

 

Andrea Ostera
Afición por las corrientes subterráneas de la fotografía

Desde el 19 de Octubre al 30 de Noviembre de 2017

CC Rojas
Av. Corrientes 2038
Ciudad Autónoma de Buenos Aires