Andrés Waissman. Encapotado

Una masa hecha de cientos de kilos de hilos de metal se encuentra suspendida en el espacio: es el nubarrón de un cielo plomizo, la fumarada de una pila de basura quemada, un huracán de paredes compactas, la humareda de una chimenea industrial que se extiende sobre nuestras cabezas.

Andrés Waissman toma el espacio para armar una construcción monumental. El artista presenta una versión radical de sus obras realizadas en viruta. A diferencia de los trabajos anteriores donde el material se despliega sobre un bastidor en posición frontal al espectador, está vez construye un enorme conglomerado en la parte superior de la sala.

Este trabajo podría pensarse como consecuencia de un replanteamiento de la pintura como espacio aislado del espectador. Esta reconfiguración de la experiencia estética asegura un acercamiento contundente a la realidad que el artista quiere compartir, porque la frondosa corporeidad de la obra inevitablemente nos toca.

La expansión de las finas tiras de metal invita a experimentar de manera corpórea el caos, tiene la fuerza de intensificar la conciencia sobre el estar en el mundo, pero estar -en contacto con la aspereza y el frío del metal- de una manera dramática en medio de un estado de pre o post apocalipsis.

El uso de un material como la viruta, que no es más que puro residuo industrial, expresa la voluntad del artista por compartir su visión sobre determinadas circunstancias de la época. Es la expresión de la aridez y de la desposesión espiritual que a veces nos invade. La representación de una maraña, una multitud que se mueve sin rumbo, una mancha que nubla las ideas ¿Expresa acaso el fracaso de la política?

Si muchas veces el arte funciona como refugio, esta obra no es precisamente un lugar de reparo. George Bataille en 1930 escribía “Uno de estos días, es cierto, el polvo, debido a que persiste, comenzará a triunfar sobre las sirvientas, invadiendo con inmensos escombros las construcciones abandonadas, los docks desiertos: en esa lejana época no subsistirá nada que salve de los terrores nocturnos, por cuya falta nos hemos transformado en tan buenos contadores...”

Mientras la masa gris y espesa se encuentra suspendida, el óxido se desprende y las partículas del polvo caen como si fueran cenizas o vestigios de una civilización que parece estar cayéndose a pedazos. Aunque claro… después del encapotamiento el cielo siempre se aclara.

Lara Marmor

 

Andrés Waissman
Es un artista visual nacido el 14 de Julio de 1955 en Buenos Aires Argentina. Formado en talleres independientes, comenzó a exponer muy tempranamente a mediados de los 70, realizando sus primeras muestras individuales en la Galería Lirolay en 1973 y 1977, respectivamente. Paralelamente, condujo programas de radio a nivel nacional, AM y FM, entrevistando críticos, intelectuales y artistas de diversas expresiones. En 1974 trabajó en el taller de Augusto Torres en Barcelona y en 1978 con Antonio Seguí en París. En 1984 se radica en San Francisco, Estados Unidos y desarrolla una importante carrera internacional exponiendo en diferentes galerías y museos de Los Ángeles, San Francisco, Nueva York y diversas ciudades de Europa.En 1992 regresa a Buenos Aires, donde retoma la enseñanza y conduce –junto a Marina Pellegrini- por un período de tres años y medio el programa de TV Styles, dedicado a rescatar los valores culturales, especializándose en las artes visuales. En 1995 crea y dirige el Espacio de Arte Dock del Plata, la primera sala de exposiciones de Puerto Madero y que se convirtió en uno de los lugares de mayor prestigio de la ciudad hasta 1998,. Andrés Waissman comienza a desarrollarse en esta etapa como curador y comunicador, asesorando a diferentes funcionarios y organismos públicos en proyectos, gestión y estrategias culturales.En 2005 se publicó el libro WAISSMAN (un artista peregrino) con textos de Rodrigo Alonso, Jordi Aladro, Fabiana Barreda, Florencia Gró y María Paula Zacharías. En 2010 se presenta en MALBA el documental WAISSMAN, de Eduardo Montes Bradley para PBS de Estados Unidos.SOBRE LA CURADORALara Marmor es curadora independiente. Formada como Licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires, realizó el Programa de Cultura Brasileña de la Universidad de San Andrés / FUNCEB. Recibió becas de formación de instituciones del país y del exterior. Su trabajo curatorial ha sido distinguido en diferentes ocasiones: en 2014 su proyecto Segundo piso por escalera fue seleccionado dentro del Concurso de Proyectos Curatoriales de Fundación Proa donde fue exhibido y en 2013 obtuvo el Primer Premio del Concurso Jóvenes Curadores organizado por arteBA. Desde 2005 ha curado más de cincuenta exposiciones en todo el país, las más recientes son: Oasis. Afinidades conocidas e insospechadas en un recorrido por la producción artística de nuestro tiempo (Sección Dixit, arteBA, 2016); Un espacio para la obra que no tuvo lugar (FNA, 2014); Doble Fondo de Eugenia Calvo (C.C.H. Conti, 2014); Dobles de Leticia Obeid (Museo Caraffa, Córdoba; MACRO, Rosario; Museo Franklin Rawson, San Juan; Espacio La Cripta, Tucumán y arteBA, 2013-2014). Trabajó en el Museo de Arte Moderno y estuvo a cargo de la realización del archivo de entrevistas del área de Artes Visuales del Centro de Documentación, Investigación y Publicaciones del CCR de Buenos Aires. Es profesora de arte contemporáneo en la Universidad Torcuato Di Tella y responsable del seminario “Curaduría: práctica, teoría e historia” en el Programa para Artistas de dicha universidad. Entre 2011 y 2014 dictó seminarios sobre prácticas estéticas actuales en todo el país con el Fondo Nacional de las Artes y worshops como programa de muchas de sus curadurías. Escribe sobre arte en publicaciones extranjeras y nacionales.

 

Andrés Waissman
Encapotado

Desde el 3 de Diciembre de 2016 al 6 de Enero de 2017

Galería Gachi Prieto
Aguirre 1017
Ciudad Autónoma de Buenos Aires