Osvaldo Romberg. Estudios de color: del análisis a la metáfora
En 1936, Alfred Barr llega con Blanco sobre blanco de Kazimir Malévich a Nueva York.
El traslado del pequeño cuadro de la Rusia revolucionaria a Alemania y de allí a los
Estados Unidos configuró un hito en el arte de vanguardia. Susan Buck-Morss, en su
libro Dreamworld and Catastrophe: The Passing of Mass Utopia in East and West,
sostuvo que en ese viaje Blanco sobre blanco perdió su poder místico y se convirtió en
un prototipo del arte ‘puro’ y ‘verdadero’ que inspiró a muchos artistas americanos.
Pero esto, que es una proposición discutible en relación con el arte americano, es sin
duda erróneo en relación con el arte latinoamericano. Desde el concretismo, que
descubrió a Malévich en la revista francesa Art de aujourd’hui, un hilo malevichiano
recorre el arte latinoamericano que llega a Hélio Oiticica, Mirtha Dermisache y Horacio
Zabala, por nombrar sólo algunos. En esta lista ocupa un lugar de privilegio Osvaldo
Romberg que, desde principios de los setenta, viene trabajando con la intensidad de
los colores y su significación. Si el linaje blanco se aplica a un artista como Osvaldo
Romberg, caracterizado por su nomadismo y su transnacionalidad, es porque la
constelación Malévich pertenece a un arte latinoamericano de temperamento universal
y prácticas cosmopolitas. El blanco sobre blanco es la tensión entre los lenguajes
universales y la fuerza de la hylé (la materia), es un nuevo sublime que une los
procedimientos del arte con la indecidibilidad del goce.
¿Pero cuál es el Malévich de Romberg? O, para decirlo de otra manera, ¿cómo
procesa este artista el blanco de un nuevo sublime según se leyó en América Latina?
El nuevo sublime en Romberg es pedagógico y se organiza según lo que el propio
artista denominó “espacio didáctico”. El resultado de esta fórmula, contra lo esperado,
no es el de una relación transparente con el público ni una integración apaciguada a
un pasado prestigioso. Lo que se produce más bien es la transgresión mediante la
performance, la invención y la energía sensorial. Romberg no deja de medir a la vez
que practica la desmesura, no deja de enseñar mientras nos arroja al misterio del mito,
no deja de proponer grillas y estructuras cognoscitivas para, finalmente, pedir que
pongamos el cuerpo y que exploremos una sensibilidad más allá de la razón. Los
referentes son variados: desde las sillas de Joseph Kosuth (sustituidas por colores)
hasta Goethe y su teoría de los colores. No sólo porque el escritor alemán llevó
adelante un estudio del color a partir de la percepción y de la inclusión de la psicología
y la sensibilidad sino, justamente, por su noción del blanco no como ausencia de color
sino como destello opaco de lo transparente puro. Antes que una carencia, el blanco
es expresión, intensidad, exceso. El poder de lo neutro.
En Romberg, el blanco no tiene un valor descriptivo, ni siquiera compositivo sino que configura un lenguaje (de ahí la referencia a Kosuth que es más fuerte aún en sus Color Studies). Un lenguaje opaco en ese espacio didáctico que funciona como un alfabeto infinito y lleno de matices. Romberg recurre a la gestalt y a la grilla (las herramientas propias del alto modernismo), pero las tuerce o contamina: hace geometría sucia, inventa una pesadilla de Malévich en la que no quedan claras las agrupaciones ni las rectas y diagonales, crea una figura detrás de la grilla ocultada por líneas blancas, cuadrados negros y apariciones dispares de los colores primarios rojos, azules y amarillos. Siendo racional en el punto de partida (la medición y la grilla son sus herramientas primeras), es explosivamente sensible cuando interviene con las energías de los cuerpos, los colores y las formas. Heredero de los enfoques estructuralistas y apasionado por las taxonomías, llevó estas armazones del conocimiento a lidiar con un cuerpo que responde a sus requerimientos pero a la vez los excede como en las esculturas hechas con varillas y apuntes de negro, blanco y amarillo. En ese exceso se inscriben sus trazos, sus grabados, sus lecciones, sus paisajes, sus colores.
Nómade y constructor, artista que ha dejado huellas en el cuerpo, en los paisajes, en los colores, Osvaldo Romberg (n.1938) realizó sus obras de la primera mitad de los años setenta cuando fue convocado a renovar el programa de la Escuela de Arte de la Universidad de Tucumán. Ahí llegó con las enseñanzas del arquitecto Gastón Breyer y recibió la influencia del también arquitecto Eduardo Sacriste (autor de Huellas de edificios), y si bien Romberg comenzó como arquitecto, siempre actuó desde los bordes: el gesto arquitectónico no lo abandonó, pero desde la práctica artística Romberg transgredió uno de los mitos occidentales que domina el pensamiento occidental, el racionalismo, que se aplicó intocado a la arquitectura, a la que en el siglo XX se denominó “racionalista”. Romberg socava esta dimensión a partir de la performance corporal y de la heurística (la invención) porque ¿qué es el paisaje sin el cuerpo que lo experimenta? ¿Qué es un cuadro sino los colores que lo componen y que oscilan entre elecciones locales, históricas y afectivas? Y lo sensorial, ¿a qué esfera pertenece? ¿Qué es lo que excede lo racional y que sería insuficiente y pobre denominar irracional? Los colores, los paisajes, los cuerpos tienen su parte racional (tienen medidas que admiten enfoques tipológicos) pero también poseen cualidades emocionales, sensoriales, míticas. O para decirlos con una fórmula de Dominique Nahas, tienen “energía somática”. Como en la escultura Malevich 3D, la medida es el cuerpo humano pero este sabe mantenerse en pie, puede enfrentarnos y entregar un mensaje que no nos cansaremos de querer descifrar.
Gonzalo Aguilar
Gonzalo Aguilar es investigador y docente en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín
Osvaldo Romberg
Nació en 1938 en Buenos Aires. Estudió arquitectura en los años
cincuenta y realizó diversos viajes en los años siguientes. En 1971-1972, se radicó en
la provincia de Tucumán en el interior de la Argentina para encargarse de la Facultad
de Artes, experiencia que marcó su obra para siempre. En 1972, expuso en el CAyC la
muestra El paisaje como idea. A partir de 1973 comenzó a vivir en diferentes países
realizando diversas exposiciones alrededor de todo el mundo: Projects and Color (ICA,
Londres, 1974), Typologies (International Cultureel Centrum, Location: Amberes,
1975), L’enseignement des Couleurs (Galerie Staedler, París, 1979, texto de Marcelin
Pleynet), Mythologies from Altamira to Manet: An Emotional Analysis of Art History
(presentada en Tel Aviv, Vienna, Aache y Strasbourg, 1980-1981), Theater of
transparency (ZKM, Karlsruhe, 2009); Imán: Nueva York (Fundación Proa, Buenos
Aires, 2010); Sistemas, Acciones y Procesos: 1965-1975 (Fundación Proa, Buenos
Aires, 2011); Photography in Argentina, 1850–2010: Contradiction and Continuity
(Getty Museum, Los Angeles, Estados Unidos (2017), Fotografía Argentina 1850-2010:
Contradicción y continuidad (Fundación PROA, Buenos Aires, 2018); Homage to
Osvaldo Romberg (Philadelphia Museum of Art, 2018) y muchas otras.
Fue el primer artista vivo que expuso individualmente en el Bahaus Archive de Berlín en 1980. Además de curar diversas muestras (es co-fundador de White Box Gallery en New York), Romberg ha sido profesor en Bezalel Academy of Art en Jerusalem entre 1973 y 1983 y profesor visitante en diversas universidades norteamericanas. Su obra forma parte de importantes colecciones, como ser las del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires; Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; MUHKAMuseum of Contemporary Art, Amberes; Kunstmuseum, Bonn; Museum Moderner Kunst, Viena; The Jewish Museum, New York; Museum of Modern Art, New York; Philadelphia Museum, Philadelphia; California State University, University Library, Long Beach; Library of Congress, Washington, DC; The Israel Museum, Jerusalem; The Tel Aviv Museum, Tel Aviv; entre otras. Actualmente vive y trabaja en Tel Aviv, Filadelfia e Ilha Grande (Brasil).
Osvaldo Romberg
Estudios de color: del análisis a la metáfora
Desde el 21 de noviembre de 2018 al 4 de enero de 2019
Lunes a Viernes: 11:30 a 19 hs
Sábado: cita previa
Henrique Faria Buenos Aires
Libertad 1630
Ciudad Autónoma de Buenos Aires