Erica Bohm. El presente no existe

 

Percibió que era momento de tomar una decisión. Buscó un halo de tranquilidad, tomó aire y plantó su mirada en la abstracción. Supuso que ese podría ser un buen horizonte de llegada. Viajar, entonces, fue la sentencia. Si, ese ímpetu traería otros, efectivamente. Intuyó algunas cosas, pero no todas. Sospechó que podría ser un movimiento de largo aliento y lo mejor sería salir de su entorno lo antes posible. Se alistó, ordenó todo lo que pudo, todo lo que quiso. Volvería, de todas maneras, y las cosas seguirían allí, pero con otro tono. Sonrió previendo el bucle de los acontecimientos: volver diferente a un hábitat familiar sería volver a otro lugar.

Agrupó papeles, guardó insumos y tomó envión. Salió de la ciudad y percibió el gradiente de la luz, ese destello de fugacidad indómita. Se identificó con él y se percató de que no tenía un itinerario programado más que un mapa de acción frágil e inestable con algunos puntos de interés, pues venía con impulso espontáneo. Le gustó la idea de viajar para conocer y recorrer cómo y cuántos territorios quisiese a lo largo de años. Antártida, Polo Norte, Alemania, Argentina, Brasil, España, Estados Unidos... En algunos casos, sólo una ciudad; en otros, urbes y regiones. Se trasladó a sitios que había imaginado parcialmente. Llegó a ellos en simultáneo y de manera secuencial con imágenes preconcebidas y ansias de encuadrarlas. Se apoyó en historias: la de la geometría, la ciencia ficción, las narrativas del color y la luz, el lugar de la ventana en el arte. Así, con ese bagaje y la observación in situ en cada lugar, encontró distintas relaciones modeladas con el entorno. En las metrópolis, en el hielo austral, en el invierno boreal, en parques nacionales, en un delta bonaerense. En cada paraje de su viaje desplegó una misma operación: dispuso planos rectangulares de papel fotográfico y los expuso a la luz natural y a su contexto. Algo de lo que allí sucedía quería que se guardara en ese soporte. Los situó en distintos puntos: el suelo, el piso, una pared, sobre una roca. Algunos incluso dados vueltas, con su cara más sensible hacia la tierra. Capturó intensidades de acontecimientos espacio-temporales que se escapaban de su control. En ocasiones, esa captura duró el tiempo que ocupa un parpadeo de la mirada; en otras, minutos y hasta horas.

 

Erica Bohm
El presente no existe

Desde el 8 de noviembre al 22 de diciembre de 2023

Pasto Galería
Chacabuco 866
Ciudad Autónoma de Buenos Aires